Caminando Con Abba

Una vida de la mano con el Espíritu Santo

La actividad del Espíritu Santo en la tierra

Podemos ver que desde el principio de la creación el Espíritu Santo se movía en la tierra (Génesis 1:2), pero ahora él desea moverse en nosotros y guiarnos a nosotros (Juan 7:37-38, Isaías 30:21).

El Espíritu Santo nos anhela celosamente (Santiago 4:5).

Tenemos que entender la importancia de relacionarnos y sobre todo mantener una buena relación con el Espíritu Santo. Él ha estado dese el principio de los tiempos hasta estos días, pero la diferencia es que ahora el Espíritu Santo vive dentro de nosotros (1Corintios 3:16)

Ahora nosotros podemos decir que Dios no está lejos de nosotros, ahora él está cerca de nosotros, realmente muy cerca de nosotros. Ahora Él habita dentro de nosotros.

Ahora nosotros podemos tener una relación muy íntima con Dios porque él no está lejos, podemos hablar con él y escuchar lo que él tiene que decir para nosotros. (Juan 10:27)

Tenemos que aprender de Jesús, nuestro maestro y nuestro modelo a seguir. Jesús nos enseña que hay un nivel espiritual donde podemos ver y escuchar lo que el Padre hace, ese nivel es el que tenemos que anhelar y perseguir.  Según Juan 5:19 “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.”

Por fe tenemos que tomar oídos para oír y ojos para ver.

¿Qué tenemos que hacer nosotros?

Nosotros tenemos que cultivar una buena relación con el Espíritu Santo porque él siempre está con nosotros, él no nos abandona ni un segundo (Mateo 28:20). Tenemos que cultivar el estar siempre consientes y pendientes de su presencia y de lo que tiene que decirnos. Tenemos que prestar atención si él nos habla.

Para reconocer la voz de una persona rápidamente, es necesario pasar tiempo con esa persona. Así también nosotros necesitamos pasar tiempo en oración para poder reconocer rápidamente la voz del Espíritu Santo. También tenemos que pasar tiempo leyendo su palabra para irnos familiarizando en la forma que el habla.

Si sabemos que el Espíritu Santo está siempre con nosotros, podemos conversar con él en cualquier momento del día. Así como hablamos con él, también tenemos que tomarnos el tiempo para escuchar (en nuestro interior) si él nos quiere decir algo. Entre más nos acostumbremos a escuchar y estar atentos, más rápidamente vamos a reconocer su voz cuando nos hable.  

Oración:

“Padre te pido que, así como Jesús podía ver y oíd lo que tu decías, dame a mí también oídos para oír y ojos para ver lo que tú dices y haces. Yo quiero tener una buena e íntima relación contigo. Por favor guíame y ayúdame a que yo pueda escuchar tu voz para guiarme en el camino que tengo que andar.”

Versículos bíblicos:

Gen 1:2

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Juan 7:37-38

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, cómo dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Isaías 30:21

Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Éste es el camino andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.

Santiago 4:5

¿O pensáis que le Escritura dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?

1Cor 3:16

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”

Juan 10:27

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”

Juan 5:19

«Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; por que todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente»

Mateo 28:20

“Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”